Es evidente que gradualmente nos estamos despojando de atrasos financieros que nos mantienen atados al yugo de la pobreza pero, lamentablemente, tenemos que admitir, que jamás alcanzaremos el desarrollo económico pleno mientras estemos limitados por la notable falta de mano de obra especializada.
La tierra y sus recursos naturales sobran, pero la falta de manos de obras especializadas para ciertas labores nos mantienen postrados como importadores de productos de naciones donde el personal es competitivo, se abastecen, salvan su integridad financiera y lo que les sobra, nosotros lo importamos.
Investigaciones han determinado que en Panamá existen valiosos recursos inexplotados pero escasea la mano de obra calificada para convertirnos en productores que frenen las importaciones que constituyen uno de los principales escapes de nuestras divisas.
Tenemos una producción agropecuaria ceñida a una mentalidad tradicional.
Hay suficientes tierras para producir y evitar las inundaciones de alimentos foráneos, sin embargo, estamos concentrados en siembras tradicionales.
Panamá con abundantes tierras, bendecida por más de 500 ríos y rociada por dos importantes mares que son grandes despensas de alimentos, debía ser una nación industrializada pero el primer obstáculo es la inexistente mano de obra especializada o la mentalidad escasa de iniciativas industriales.