Dentro de pocos días se desprende la última hoja del calendario 2023 para iniciar un año que, todo parece indicar, tendrá turbulencias políticas.
El año 2024, que se aproxima, será decisivo para la nación porque esperamos cambios en las estructuras gubernamental y las transformaciones políticas se producirán según los resultados que emanen de las urnas en los comicios del 5 de mayo de 2024.
El año 2024 será de transformaciones sociales, políticas y económicas que podrían ser drásticas o benevolentes de acuerdo con el criterio de los electores.
Muchos de los que disfrutan el bienestar político se van y no volverán. Fracasaron en sus gestiones y decepcionaron al pueblo.
Emergerán nuevas figuras que entrarán al escenario con los bríos que generan los primero entusiasmos, sin embargo, la vanidad o la codicia podría hacerlos pecar de mentirosos.
El año que se aproxima será determinante para la nación panameña. Hay ocho aspirantes a la presidencia de la república y no es de extrañar que algunos en el tira y jala electoral, recurran a hechos cuyas consecuencias son impredecibles.
No se descarta que en los circuitos electorales al incrementarse las ansias por conquistar una butaca en la Asamblea Nacional los aspirantes incurran en procedimientos innobles.
La cartelera política también tendrá repercusiones entre candidatos a las alcaldías porque el cargo, especialmente en el distrito capital, se ha convertido en ambicioso botín para saciar gulas financieras.
Como consecuencia de la actividad política que se aproxima se está armando un tinglado que de una forma u otra incidirá en el desarrollo económico, sin embargo esperamos que prevalezca la prudencia y que la campaña electoral no se torne en una batalla de intereses de aquellos que ansían cargos públicos a través del beneplácito de los votantes.
El listado de personas que aspiran a cargos a través de los electores, demuestra que la fiebre política se ha convertido en una pandemia cuyas repercusiones podrían ser nefastas.