Hoy miles de estudiantes, algunos por primera vez, respirarán un ambiente de clases distinto al que se acostumbraron en los dos últimos años a causa de la pandemia y que sólo conocen el proceso enseñanza-aprendizaje a través de una computadora o un celular.
También hoy miles de estudiantes con el inicio del nuevo periodo, conocerán y palpitarán al lado de lo que significa un maestro de escuela y podrán ambientarse en un escenario repleto de conocimiento y de sabiduría, pero también le permitirá a nuestros niños y jóvenes rescatar un comportamiento que se alejó por dos años, la interacción con sus compañeros de clases. El hacer amiguitos en la escuela y compartir sus juegos, conocimientos y especialmente la camaradería.
Tanto las autoridades educativas como el sector de los docentes deben dejar aún lado sus disputas que tradicionalmente han evidenciado en otrora. No es el momento de rencilla estériles, es la hora de unir esfuerzos por una educación efectiva, moderna e inclusiva.
Tienen que recordar que nuestros estudiantes vienen de dos años de estar fuertemente golpeados por la pandemia. Donde no sólo se alejaron de los centros educativos, sino que se alejaron también de la posibilidad de recibir un efectivo conocimiento o aprendizaje en su formación escolar, porque para nadie es un secreto que las clases virtuales sólo cumplieron un compromiso y no un objetivo estudiantil.
La educación panameña está en crisis y sólo podremos salir de ese abismo con el concurso de las autoridades educativas, los docentes, estudiantes y padres de familia. Se perdieron dos años producto de la pandemia y hay que recuperar el ritmo y el escenario estudiantil, las peleas viscerales entre Ministerio de Educación y los docentes deben entrar en una tregua, por el bienestar de las futuras generaciones y de nuestro propio país.