La palabra Psicodelia es un neologismo formado por dos términos griegos que se podría traducir por algo como “manifestación del alma”. Manifestación del alma que se provoca, en la época en la que se pone de moda el palabro, por el uso de drogas alucinógenas, sobre todo por el LSH, que son las siglas en inglés de la dietilamida de ácido lisérgico. Esta es una droga de las llamadas psicoactivas. actúa sobre el sistema nervioso central, modifica la manera en la que actúa la serotonina y logra que el cerebro cambie el estado de ánimo, el comportamiento e incluso y sobre todo, cambia la manera en la que se percibe la realidad.
El LSD provoca alucinaciones. Las alucinaciones son algo que se puede ver, sentir, escuchar, paladear, pero que no son reales. Para aquel que está bajo los efectos del ácido, papel secante, alegría azul, Kool-Aid, Lucy en el cielo con diamantes, neblina púrpura, terrones de azúcar, o cualquier otro de los nombres con los que se denomina, sí lo es, pero para el mundo real, para todos los que estamos de este lado del viaje, no. Las experiencias alucinógenas se denominan, en el argot de los conneisseurs, viajes. Y como sabemos muy bien aquellos que solemos coger las maletas y lanzarnos a cruzar distancias, un viaje puede ser bueno o malo.
Estos viajes y estas experiencias psicodélicas crearon en los años sesenta del siglo pasado toda una cultura de viajeros. El movimiento hippie, la paz y el amor, los colgados, produjeron algunas obras maestras sobre todo en la música, pero tambien en la literatura, la poesía y la pintura. Hasta aquí todo bien, oiga, no seré yo quien se meta con las maneras que los artistas tienen para liberar su creatividad. ¡Que san Henri Michaux me libre de tamaña herejía y Jim Morrison me cubra con el cuero de sus pantalones para protegerme!
La puerca tuerce el rabo a continuación, con un mal viaje, el 8 de junio próximo pasado a las 17:29 en la cuenta oficial de Twitter del Ministerio de Cltura suben tres fotos de la señora ministra acompañada de varias personas y la siguiente leyenda: “Con mucho orgullo, la señora ministra Giselle González Villarrué recibió a Yeremis Yard Herrera, artista panameña, que presentará su obra de arte en la subasta histórica en el marketplace (sic) de NFT en Nueva York, a beneficio de la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos”.
Y dirán ustedes “Pues no he entendido nada, pero lo que he entendido es que una panameña va a Nueva York a una subasta de arte, ¿no?” Pues sí, pero a ver, esa artista no aparece por ninguna parte, no existe en las redes. No tiene nombre ni trayectoria, ¿quién es y por qué la recibe la ministra? Pero bien, apoyamos a los emergentes. ¿Artistas en qué? En NFT que, como la criptomoneda, es una entelequia que nadie conoce y pocos entienden, arte efímero y fantasma que se paga y se intercambia. Pero bien, nuevos tiempos nuevo arte, nuevas formas de engatusar a los incautos, yo prefiero a Velázquez, pero bien está. ¿Y la subasta? Pues a beneficio de la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos. Aquí voy a copiar la página web oficial de la entidad: “La Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos (MAPS) es una organización estadounidense sin fines de lucro que trabaja para aumentar la conciencia y la comprensión de las sustancias psicodélicas. MAPS fue fundada en 1986 por Rick Doblin y ahora tiene su sede en San José, California. MAPS ayuda a los científicos a diseñar, financiar y obtener la aprobación reglamentaria para estudios de seguridad y eficacia de una serie de sustancias controladas”.
La verdad, no entiendo por qué el Ministerio borró el tuit poco después de que se levantara el escándalo, al fin y al cabo a mí me parece fantabuloso lo de apoyar el uso y el abuso de las drogas, duras y blandas, para poder sobrellevar la mierda de gobierno que tenemos.