Para mejorar las condiciones económicas del país y, por ende, la situación social de sus habitantes, se requieren una serie de hechos que contribuyan a generar el bienestar que tanto necesitamos.
Un país sumido en conflictos sociales no puede avanzar hacia el bienestar común cuando en cada esquina encuentra un obstáculo que frena su desarrollo.
Panamá es un país con innumerables recursos, que bien administrados, nos puede sacar del fango económico en donde nos encontramos estancados, pero para lograr este ideal, necesitamos dirigentes responsables que no politicen con las necesidades del pueblo.
Tenemos recursos, profesionales y condiciones para mejorar nuestra situación, sin embargo, tropezamos con majaderos que todo lo complican alegando tener los remedios para sanear o enderezar los entuertos pueblerinos.
Los tradicionales obstaculizadores de las obras sociales constituyen el germen social que impiden el avance de los pueblos. Son obstáculos que truncan el avance hacia mejores días.
Para desarrollar valiosas ideas debe prevalecer la sensatez, el sentido común por encima de las pasiones políticas.
Para tener un país boyante financieramente, se requieren personas con criterios sensatos que con sus ideas impulsen su desarrollo para sacarlo de su condición de cascarón territorial que flota al vaivén de anti patriotas que intentan destruirlo.