Las carpetas que recogen los acontecimientos más trascendentales de nuestra historia, reflejan que nuestra nación ha vivido hechos que se gravabaron como acontecimientos inolvidables.
La mayoría de los hechos históricos cincelados en el mármol de recuerdos, fueron causados por ciudadanos que, al no ceñirse a los preceptos legales, se atribuyeron poderes extraordinarios, condujeron a la nación hacia al caos económico, social o político.
Hemos vividos calvarios políticos que quisiéramos olvidar pero fueron pesadillas desastrosas, difíciles e imborrables
El calvario de hechos sucedidos hirieron la dignidad de la patria, afectaron su desarrollo salpicando desde los estratos más humildes hasta niveles sociales donde por tener bienestar económico no sienten ni padecen las consecuencias de latigazos producidos por el hambre y la desesperación.
Hemos tenido gobiernos regidos por tiranos hasta oportunistas expertos en falacias que, menospreciando la dignidad de la nación, crearon las condiciones para sacar ventajas que beneficiaron sus intereses personales.
Las irregularidades, como lepras incurables, parecen prevalecer en el sector políticos donde aquellos que quieren aferrarse al poder recurren a toda clase de guillotinas jurídicas para truncar aspiraciones de ciudadanos que beneficiados por la popularidad de un pueblo angustiado que aspira transformaciones sociales urgentes.
Todos, de una forma u otra, estamos encarrilados en un proceso político que desembocará en las elecciones del 5 de mayo del 2024 y, en algunos, se observa el febril deseo de aferrarse al poder y, para tal efecto, están recurriendo a hechos para inhabilitar aquellos que, teniendo un liderazgo natural, reciben el beneplácito de la ciudadanía harta de tantas mentiras.
Las manifestaciones diarias de aquellos que aspiran gobernar son detalles significativos que muestran la existencia de intereses personales por encima de los objetivo patrióticos.
Se perciben evidencias de truncar candidaturas, imponer criterios y apartar aquellos que se consideran un estorbo político.
El caldero político se está incendiando y su detonante podría estallar si las decisiones de aquellos que, en vez de proceder con honestidad, manipulen sistemas jurídicos y miserablemente trafiquen con las necesidades de los más necesitados o utilicen navajas verbales para cicatrizar reputaciones.