«Es un paso que nos da una fortaleza enorme y volvemos a contar con los dos grandes instrumentos con los que derrotamos a la contrarrevolución: el ejército y el Ministerio del Interior», sostuvo Daniel Ortega en un acto de homologación de grados policiales este miércoles.
“Con esto se va a acabar la visión del control civil sobre lo militar y en este caso sobre la seguridad interna, sobre el orden interno. Es un retorno al modelo cubano. En cuanto a la recentralización de los órganos de represión, digamos que es más bien una movida simbólica, porque ya existía”, explica a RFI Sivio Prado, sociólogo y politólogo nicaragüense afincado en España.
Ortega precisó que este ministerio sustituirá al de Gobernación y será tan fuerte como el que funcionó en el gobierno que encabezó por una década tras el triunfo de la revolución sandinista de 1979, durante el que enfrentó a rebeldes contrarrevolucionarios (los «contras») que intentaron derrocarlo con patrocinio de Estados Unidos.
Ese ministerio pasó a llamarse de Gobernación en 1990 después de la victoria de Violeta Barrios de Chamorro sobre Ortega en las elecciones.
«Estamos ya en mejores condiciones de cumplir las tareas que no le permitan al enemigo avanzar en sus planes porque ellos siempre están conspirando, siempre están con sus planes», agregó el mandatario que gobierna con mano de hierro el país.
Tras la ola de protestas opositoras de 2018, Ortega considera que se urde constantemente un plan para derrocarlo promovido por Estados Unidos. La represión dejó 300 muertos y cientos de opositores encarcelados y desterrados, pero el mandatario continúa blindándose.
“La incertidumbre es el mal que aqueja a todos los dictadores, el no poder confiar ni siquiera en sus más estrechos colaboradores. El afán de controlar. Por otro lado, con esta medida muestra músculo ante la sociedad y ante sus pares, Venezuela y Cuba”, analiza Silvio Prado.
Fuente: Radio Francia Internacional.