Los administradores del Estado, que gradualmente se retiran para permitir que las plazas laborales sean ocupadas por los gobernantes que elijan el 5 de mayo de 2024, están inaugurando una serie de obras que con fanfarrias publicitarias esperan que el pueblo, torturado financieramente durante cinco años, se lo agradezcan.
Es miserable tratar de engañar a un pueblo con obras impresionantes que son cascarones modernos cuyo contenido adolecen de lo más elemental: medicinas.
Se inauguró una gran Ciudad Hospitalaria pero en los centros de salud de los barrios pobres, donde a diario se revuelca y enferma el proletariado, no hay medicinas, la atención es inadecuada y la desesperación tortura a los enfermos.
Que miserable es la atención médica en los centros de salud. No hay ni las gazas para sanear una herida leve.
Que miserable es el transporte público pero los regentes del gobierno se desplazan cómodamente pasando por las paradas donde los miserables pueblerinos nos atropellamos y empujamos para viajar apretujados.
Que miserables son las condiciones de miles de escuelas; y también miserable es la angustiosa situación económica de aquellos que con un magro salario a penas pueden comprar migajas de pan.
Inflan las obras con pomposa publicidad sin embargo, veremos como, dentro de poco, empiezan a surgir las necesidades básicas que solo afectan a los pobres.
Tendremos moderna Ciudad de la Salud, pero no hay medicinas para paliar las necesidades de los desvalidos. Tendremos Ciudad de las Artes, pero a pocos metros las escuela se caen.
Se inflan de pompas publicitarias tratando de impresionar pero la población se enferma al inhalar humos tóxicos de un vertedero que es un desastre y la recolección de los desechos es peor.
También es lamentable que por el desorden existen al Cuerpo de Bomberos se la borró el honorable nombre de “benemérito”.
Se van, pero dejan una serie de situaciones que en vez de alegranos, se han convertido en muestra de obras que parecen modernas pero su contenido es miserable.