El comportamiento de los miembros de una organización política y los resultados de unas elecciones internas no son determinantes en los resultados que se esperan de las elecciones que se efectuarán el 5 de mayo de 2023.
Los problemas internos de un partido se concentrará dentro de esa organización política, sin embargo, no trascenderán con la efectividad que se espera en el ámbito nacional, porque una cosa son las diferencias internas de una organización política y la obra será el criterio de quienes irán a las urnas el 5 de mayo de 2023 para escoger al candidato presidencial que nos gobernará.
A penas se incrementa la actividad política y se esperan muchas sorpresas determinantes que se producirán a través de alianzas, concertaciones y no es de extrañar que algunos candidatos desencantados, presumiendo que fracasarán en su anhelos, desistirán para darle paso expedido a quien el pueblo considere la personas que debería ocupar el solio presidencia que el actual inquilino del Palacio de las Garzas llama “taburete”.
El sillón más codiciado de las próximas elecciones está en juego. Entre los aspirante uno de ellos marca ventajosamente en simpatías del electorado, mientras otros forcejean para lograr el sitial de preferencias, empero, la ciudadanía se resiste a fallar en sus apreciaciones y se mantiene tenazmente a favor de quien consideran debe gobernar este país porque sus ejecutorias pasadas han demostrado que fueron efectivas y no frustrante.
Nos encontramos acalorados por las circunstancias pero pendientes de los resultados porque, a pesar de los acontecimientos que se están suscitando en el entorno político, el pueblo que es el soberano que decide a quien quiere como administrador del gobierno.
Los votantes se mantienen tenaces ante las circunstancias y convencidos que ningún revés político los hará retroceder en sus anhelos de premiar con la presidencia a quien no sacará del ostracismo social, económico y jurídico.