La indisciplina en el cumplimiento de leyes, es una característica del perverso comportamiento de los panameños.
Las leyes, a parecer, solo se aplican aquellos que no tienen influencia, no gozan de un amigo o padrino, no militan en el partido gobernante o facilitan la coima para tergiversar los procesos.
Que vergüenza. Aquí las leyes se irrespetan y utilizan como armas para perseguir, hostigar o instrumento jurídico para truncar candidaturas.
Son innumerables los ejemplos de desobediencias que se producen y notorias las indisciplinas en el cumplimiento de las leyes.
Detalle de indisciplina se notan en el transporte público, en las cortesías elementales, en estacionamientos donde sujetos en tono altaneros y con las características de indigentes acaparan plazas alegando ofrecer un bien cuidado a cambio de dinero.
Nos encontramos iniciando un período electoral que se convertirá en intensa actividad donde se desatará el deseo por cargos públicos sometidos a consideración de los votantes.
Lentamente se desata el nudo que mantiene sujetos a los candidatos, y a pesar que es el Tribunal Electoral que rige y ordenar la actividad político ya se perciben incumplimientos en las reglas establecidas.
Reiteramos: es al Tribunal Electoral que le corresponde establecer las pautas jurídicas en torno a los comicios que se avecinan, y para tal efecto, estableció normas que deben cumplirse.
Entre las normas legalmente establecidas se menciona la veda electoral que establece que aspirantes a cargos públicos mediante el sistema de votación no pueden hacer campaña política hasta una fecha determinada, sin embargo, ya empiezan las violaciones a las pautas establecidas.
Se inicia el año con un extenso calendarios de actividades festivas que se están convirtiendo en ocasión propicia para que algunos candidatos, violando la ley, se promocionen a través de desfile folclóricos, ferias, carruajes, cabalgatas, pindines y tamboritos y no faltan pretextos para que salgan a relucir las banderas de una u otra candidatura.
Con un país donde se irrespetan las leyes y cada influyente hace lo que viene en gana y no pasa nada, el relajo se convierte en desorden y ésto a su vez en una trampa descarada.