El frío invierno ha quedado atrás y la tierra empieza a calentarse en Ucrania. Ha llegado la época de la siembra en el llamado «granero de Europa», uno de los pilares de la estabilidad alimentaria en todo el mundo.
Alexander Petkov trabaja en tierras cercanas a la frontera rumana. «Básicamente, cultivamos trigo, cebada, colza, girasoles y guisantes», explica. «Ese es un pequeño surtido de los cultivos que pueden crecer aquí en el sur gracias a las normas climáticas de aquí».
Los combates aún no han llegado a esta parte de Ucrania, pero estos no son el único obstáculo al que se enfrentan los agricultores. Con la Armada rusa desplegada a lo largo de la costa ucraniana, es casi imposible que los barcos cargados de grano para la exportación puedan navegar.
Ucrania y Rusia son los dos mayores exportadores de trigo del mundo. El primero ve como no puede cultivar en gran parte de su territorio, mientras que al segundo le toca hacer frente a los obstáculos que supone la lluvia de sanciones internacionales.