Con los beneficios que se logran a través de recursos financieros bien encaminados, la alcaldía del distrito de la “ muy noble y muy leal ciudad de Panamá”, anuncia que está en construcción un albergue para indigentes.
El anuncio con sus destellos publicitarios denota evidente interés por mejorar las condiciones de aquellas personas cuya existencia, por una razón u otra, ha sido malograda por diversas afectaciones sociales, entre ellas, el consumo de estupefacientes que los convierten en piltrafas humanas.
Hartas son las incongruencias sociales cometidas por los indigentes con espectáculos, en ocasiones deprimentes que contaminan el esplendor del distrito capital.
Construir un albergue para indigentes es una buena intención pero también es un legado que se inicia prácticamente cuando el período del burgomaestre está finalizando.
Los indigentes proliferan en todos los corregimientos. Recogerlos y aislarlos para mejor su calidad de vida es un hecho digno de ser considerado como una obra de consideración humana alentada por la municipalidad que sea refugio sano para aquellos que el destino les fue adverso.
Esta administración municipal hace esfuerzos por mejorar las condiciones del distrito sacando de las calles a los indigentes convertidos en leprosos que manchan los encantos de la ciudad.
Ojalá este albergue para indigentes tenga las características esenciales que mejoren la calidad de vida de aquellos que viven miserables frente a una sociedad indolente que hastía con sus indiferencias.