No debemos ser pesimistas y menos cuando se trata de asuntos que mejorarán nuestro bagaje cultural gravemente azotado por una serie de hechos chabacanos que se caracterizan por incultos.
En su despedida de la administración del Estado, el gobernante que dentro de poco se va, inauguró instalaciones de lo que han optado por llamar “La Ciudad de las Artes “.
La Ciudad de las Artes constituye el encendido de una antorcha cultural que será una luminaria candente para este país oscurecido por ignorancias, inculturas y desprecio a tesoros intelectuales.
La Ciudad de las Artes es necesaria.
Es necesaria para que habitantes de esta patria, escasa de bagaje cultural, no parezcamos habitantes de una nación intoxicada por estridencias musicales o chabacanerías que ultrajan nuestra dignidad.
Con esta inauguración, esperamos que los responsables de la Ciudad de las Artes le apliquen actividades para la cual fue creada, y no se convierta en una obra más de profusión publicitaria que luego, con el correr del tiempo, se va desmoronando.
La Ciudad de las Artes, es un faro cultural que requerirá atención constante porque no podemos tener un edificio esplendoroso, sin profesionales que la iluminen, sin el mantenimiento que requiere y sin que le falte el cariño que le corresponderá dispensar aquellos que ven al sistema cultural como una forma de enaltecer a la patria apartando las inculturas que nos hacen parecer un país de indigentes que rinden pleitesía a lo chabacano.
La inauguración de la Ciudad de las Artes es un excelente muestrario de que nos estamos civilizando; ojalá a esta obra se le de atención y mantenimiento adecuado y no se convierta en un monumento a la desidia.