Viktor Orbán llegó este viernes a Moscú, donde tiene previsto entrevistarse con Vladimir Putin, en el marco según él de una «misión de paz», provocando la ira de los dirigentes de la Unión Europea, de la que Budapest ostenta la presidencia rotatoria durante seis meses.
«La misión de paz continúa. Segunda etapa: Moscú», declaró el jefe del Gobierno húngaro, Viktor Orbán, en X. Se trata de su primer viaje a Rusia desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania en febrero de 2022, tras viajar el martes a Ucrania, donde instó al presidente Volodimir Zelenski a considerar un acuerdo de alto el fuego.
Hungría no lleva ni una semana al frente del Consejo de la Unión Europea, la institución que representa a los países europeos, y no ha empezado con buen pie. El viaje ha creado un enorme malestar, indica nuestra corresponsal en Bruselas, Esther Herrera.
No en nombre de la UE
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, apuntó a que el viaje de Orbán no es en representación de la Unión Europea. Y señaló que la posición actual de los Veintisiete es que no existen contactos oficiales con el Kremlin. En la misma línea, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, recordó que Rusia es el agresor y Ucrania la víctima y que sin este país no se puede discutir sobre una solución al conflicto.
En la red social X, Orbán reconoció que no tenía mandato para negociar en nombre de la UE, pero afirmó que la paz en Ucrania no se construiría «en un cómodo sillón de Bruselas». «No podemos esperar a que la guerra termine milagrosamente», dijo.
El premier húngaro nunca ha renegado de la buena sintonía que tiene con Moscú y ha bloqueado numerosas decisiones para ayudar a Ucrania. De momento, sigue vetando una ayuda de casi 7.000 millones de euros para el envío de armas, recuerda Esther Herrera.
Fuente: Radio Francia Internacional.