En las constantes mescolanzas idiomáticas que utilizan los abogados, ya sea para aclarar, confundir o fanfarronear de sapiencias, escuchamos la expresión “incongruencias jurídicas”.
Para la mayoría de los panameños la rimbombante expresión “incongruencias jurídicas” no tiene importancia, especialmente cuando nos encontramos enmarañados en el constante batallar por el sustento diario que cada vez se torna en lamentable martirio.
Pero así como encontramos las llamadas “incongruencias jurídicas” en el sistema judicial también tropezamos con hechos que denotan una falta de razonamiento lógico en acontecimientos diarios. Una de las actividades donde es notoria la llamada “incongruencias jurídicas” se produce en el transporte terrestre.
Las estadísticas revelan que miles de conductores reciben diariamente boletas por irregularidades cometidas en el tránsito vehicular, sin embargo, ignoran el compromiso de pagar la multa y continúan circulando, violando leyes del tránsito y hasta poniendo en peligro la vida de pasajeros o transeúntes.
El desorden existente en la aplicación de leyes que regulan el tránsito terrestre bien podría ser considerado como una de las llamadas “incongruencias jurídicas” que contaminan el sistema vehicular.
Miles de balboas sin cobrar ruedan por las calles del país cuando se podrían establecer acuerdos entre los municipios y la dirección del tránsito para no renovar la placa vehicular si el propietario no lleva el paz y salvo de la boleta pagada por la infracción cometida.
Suena muy rimbombante la expresión “incongruencia jurídica” pero su aplicación no es eficaz en cuanto al tránsito vehicular se refiere.
Ah!…Si para renovar las licencias se someten a los conductores a pruebas antidoping descubriremos personas cuyo comportamiento solapado es más pecaminoso que las llamadas “incongruencia jurídicas”.