Hace 55 años, precisamente un 11 de octubre de 1968, la Guardia Nacional, empuñando fusiles y blandiendo sus bayonetas, irrumpió en la administración pública con el golpe de Estado que le propinó al Dr. Arnulfo Arias Madrid.
El Dr. Arnulfo Arias, carismático político que traía una estela de hechos históricos que estrangularon su actividad pública, sufría su tercer derrocamiento y despojo de la banda presidencial.
Al arrebatar el poder al Dr. Arnulfo Arias los militares de la Guardia Nacional se atrincheraron en la administración pública gobernando por 21 años y, como consecuencia de una cruenta invasión de tropas extranjeras, cayeron el 20 de diciembre de 1989.
21 años de un poder controlado por portadores de fusiles nos sirvió de experiencia que nos obliga incrementar esfuerzos para mantener el sistema democrático que garantiza una libre emisión del pensamiento, derechos fundamentales y las libertades que conlleva el sistema.
Los 21 años de régimen militar, si bien hubo conquistas, también reinó un poder absoluto cuyas decisiones provenían del Cuartel Central situado en la Avenida A.
Han pasado 55 años del golpe de Estado y ahora nos encontramos en una campaña electoral donde surgen turbias situaciones que convierten al sistema judicial en una especie de trueque que embarran reputaciones o los acuerdos políticos donde con festín verbal se tiñen honras.
Estamos viviendo mortificaciones y atentados a la convivencia pacífica que esperamos no trastoquen la mediatizada paz y fuercen a empuñadores de fusiles irrumpir en la administración política del Estado para crucificar a la democracia con leyes tiránicas que nos impidan disfrutar los aires de libertad necesarios que garanticen nuestro desarrollo económico y social, libres del cepo militar que tortura a pueblos que como Panamá viven parcialmente postrados.