Desconsiderada ha sido la parca con los medios de comunicación social cuando repentinamente nos arrebata de la faz terrenal a una periodista que destelló por su integridad, liderazgo natural y sus proyecciones profesionales la encaminaban hacia una merecida curul en el Órgano Legislativo.
Se apagó el entusiasmo y derrumbó el estrado de realizaciones que construyó Delfia Cortez en su fructífera vida como comunicadora social cuando con ahíncos divulgando acontecimientos que se suscitaron en la Costa Altántica y luego se convirtieron en parte de nuestra ardiente historia republicana.
Delfia , joven santeña que llegó a la Costa Atlántica y descolló como excelente comunicadora social, a penas empezaba a incursionar en las actividades políticas donde se convertiría en un escollo para los perversos que utilizan la política como patrimonio personal para usurpar bienes estatales, sin embargo, la oportunidad de alcanzar la curul cuya candidatura le confió el Partido Realizando Metas, fue ahorcado por su repentina muerte.
Pero para los comunicadores social que no sucumben ante las prebendas ilegales, Delfia Cortez no ha muerto.
Con sus ideales reinvicadores sociales Delfia Cortez subió al cielo para interceder ante el Sumo Creador para que sea más benevolente con los panameños, frene las miserias que nos ahogan, detenga las injusticias que nos fastidian, extermine las ignorancias y pulverice los bolsones de ingratitudes que nos ahogan.
No lloremos a Delfia Cortez; en su memoria elevemos una oración; juremos ante el altar de esta patria herida aunar esfuerzos para acabar con tantas injusticias sociales y empuñemos nuestra bandera como pendón glorioso en la constante lucha por las reinvidicaciones y contra aquellos delincuentes contemporáneos que con una agenda oculta, llena de perversidades, desean que seamos miserablemente subyugados y universalmente postrados.