En Francia, en la recta final de la campaña para la segunda vuelta de las elecciones legislativas, las cuestiones económicas casi han desaparecido de la pantalla del radar. Pero sólo quedaron en suspenso; volverán muy pronto a atormentar al próximo gobierno.
Desde el lunes, los temas que preocupan diariamente a los franceses han pasado a un segundo plano. El poder adquisitivo, por ejemplo, era la prioridad citada en las intenciones de voto. Antes de la primera vuelta, los partidos contendientes competían sobre este tema con soluciones detalladas: aumento salarial para la izquierda o bajada de las facturas para todos. Las promesas parecen ya desmonetizadas. También han quedado atrás las polémicas de los expertos sobre la credibilidad de los programas de las dos principales fuerzas de la oposición, el Nuevo Frente Popular por la izquierda y la Agrupación Nacional por la extrema derecha.
Ha llegado la hora de la política: el miedo de algunos, el sueño de otros, de ver a la Agrupación Nacional hacerse con el gobierno, eso es lo que concentra las energías en los cálculos electorales. Eso es lo que barre de un plumazo todas las cuestiones económicas. Estas cuestiones podrían volver rápidamente como un boomerang al día siguiente de la segunda vuelta.
Primera pista: la reacción de la bolsa tras la primera vuelta
Con un déficit que aumenta peligrosamente, por encima del 5% de aquí a 2023, y una deuda que supera los 3 billones de euros, las finanzas públicas francesas están ahora en el punto de mira de Bruselas y de los inversores. Sea cual sea el resultado en las urnas, el mercado de deuda francés estará tenso durante los próximos meses, hasta que un Gobierno estable presente su hoja de ruta para poner bajo control las finanzas públicas. Un tema ausente de esta campaña exprés. Muy árido, es cierto, y sobre todo demasiado impopular para ser defendido por los candidatos.
Actitud expectante de las empresas
El resultado de la votación también tendrá un efecto tangible en la vida empresarial. La incertidumbre que tanto disgusta a los mercados podría paralizar también a los empresarios. Si persiste, es probable que se aplacen las intenciones de contratación y los proyectos de inversión, tanto entre las empresas francesas o extranjeras como entre los hogares que planean comprar un coche o una casa. La actividad del sector privado se contrajo ligeramente en junio», señala S & P Global, «lo que da una idea de lo que le espera a la economía francesa en los próximos meses». ¡ Ella no ha dicho su última palabra!
Fuente: Radio Francia Internacional.