Para que Francia «se convierta en la primera economía verde de Europa», como espera el Ministro de Economía, Bruno Le Maire, y reduzca nuestras emisiones de gases de efecto invernadero en 138 millones de toneladas de aquí a 2030, el Gobierno destinará un total de 10.000 millones de euros a la transición ecológica. Siete mil millones de euros están previstos en el presupuesto de 2024, y los proyectos emblemáticos ya son bien conocidos: descarbonizar la industria, las 50 empresas industriales más contaminantes ya han sido convocadas al Elíseo, y se les dedica una gran parte del presupuesto del Estado: Estos 50 centros industriales deben reducir sus emisiones de CO2 equivalente de 43 millones de toneladas en 2022 a 25 millones de toneladas; sólo la descarbonización de los cincuenta centros industriales con mayores emisiones de gases de efecto invernadero representaría «el 12% del esfuerzo necesario».
En materia de energía, la prioridad absoluta es deshacerse del carbón, como recordó anoche Emmanuel Macron. Las dos centrales que siguen en funcionamiento se reconvertirán para producir biomasa. Se distribuirá un total de 500 millones de euros en créditos fiscales a las empresas que construyan turbinas eólicas, bombas de calor o paneles fotovoltaicos. Se mantendrá la «prima ecológica» para la compra de coches eléctricos, pero el año que viene dependerá de su «puntuación medioambiental», en particular de la distancia recorrida, lo que sin duda tendrá un efecto adverso sobre los vehículos chinos. En cualquier caso, la aviación sigue siendo uno de los puntos negros de esta hoja de ruta, y es poco probable que se modifiquen las ventajas fiscales de las que disfruta el sector aéreo frente al ferroviario, como la ausencia de impuestos al kerosén.
Precios de la energía
Los precios se disparan para los consumidores, y el plan -planteado desde hace tiempo- de suprimir progresivamente la instalación de nuevas calderas de gas podría suponer una pesada carga para los presupuestos domésticos, aunque parece inevitable si se quiere reducir el consumo de combustibles fósiles. Uno de cada dos hogares franceses está equipado con una caldera de gas, pero los profesionales insisten en la importancia de renovar los edificios y las escuelas para reducir el consumo de calefacción. Se destinarán 2.200 millones de euros al sector de la construcción, y las ayudas a los hogares pasarán de 1.200 a 2.000 euros en el marco del plan llamado «ma prime renov».
El Gobierno también quiere acelerar sus esfuerzos en todos los ámbitos: la descarbonización del transporte, el desarrollo de las energías renovables, la transición a la agricultura, una mejor gestión de los bosques y recursos hídricos franceses y la preservación de la biodiversidad también estarán en el menú de esta planificación ecológica.
Una factura abultada
Seis veces más de lo que el Estado desea invertir, por lo demás, el ejecutivo ha descartado desde el principio la posibilidad de un impuesto verde de solidaridad sobre el patrimonio, así como cualquier nuevo gravamen, pero cuenta con los siete mil millones de euros liberados a partir de 2024 que deberían generar un efecto de palanca, y para que esto funcione, el Gobierno espera que jueguen el juego, las empresas en primer lugar, pero también las colectividades locales y los hogares.
El ahorro privado de los hogares es un activo muy codiciado. Hay 3,2 billones de euros de ahorro invertido a largo plazo, según el Ministro de Economía. Espera movilizar el 5% del mismo, es decir, 160.000 millones de euros al año. Por ejemplo, los ahorradores con un plan de ahorro vivienda podrán liberar anticipadamente sus ahorros, sin perder ninguna ventaja fiscal, para consagrarlo a un proyecto de renovación térmica. Las inversiones verdes son otra solución.
Por último, el Ejecutivo cuenta con cambios de comportamiento. Y para ello, según el Think Tank Shift Project, hay que invertir cuanto antes en «infraestructuras sobrias», como carriles bici, redes de transporte público y coches compartidos.
Fuente: Radio Francia Internacional.