Una de las características que hacen del panameño poco digno de seriedad, es nuestro infantil comportamiento de no saber admirar las cosas, los hechos serios los tratamos a la ligera sin darle el valor que la situación amerita.
Esa notable la tendencia que tenemos al vacilón la actitud relajante que nos características y el menosprecio a los valores humanos.
En Panamá la farándula y el deporte tienen mas preponderancia que el valor intelectual, a tal extremo, que irónicamente pensamos que un país tan complejo como el nuestro se puede gobernar con el sonar de maracas, repicar de timbales y tronar de clarines. Cuan pobre intelectualmente estamos al, instintivamente, menospreciar la fabulosa cosecha intelectual de talentosos ciudadanos.
Tenemos un país con fabulosa cosecha intelectual pero pobremente valorada. Patear un balón y sonar unas maracas es más importante que escribir un libro. Aquí valoramos reinas carnavaleras, músicos y deportistas que pueden considerarse parte de la constelación de valores nacionales pero miramos con desdén a los escritores que son importantes tesoros en el desarrollo intelectual del país.
Desprendidos de prejuicios políticos y reconociendo el valor de cada uno en su esfera partidista, hemos observado como un ex presidente como Ernesto Pérez Balladares, una diputada como Mayín Correa Delgado y un ex alcalde, diputado y diplomático como Guillermo Cochez Farrugia y otras figuras que gravaron sus nombres en el altar patriótico de la nación, han publicado libros que son documentos históricos.
Los habitantes de este país nos afamamos mucho en bailar y cantar, pero poco leer, y estamos desperdiciando cosechas de intelectuales que a través de libros están dejando legados que sacarán al país del oscurantismo histórico en donde, por nuestro comportamiento farandulero, nos encontramos postrados.
Las farándula es necesaria para sofocar las cuitas, pero una nutriente dosis de lectura sirve para despejar confusiones mentales y erradicar ignorancias históricas.
Ernesto Pérez Balladares, Mayín Correa Delgado y Guillermo Cochez, cada uno en estrados políticos diferentes aportan con sus libros tesoros de sabidurías que no debemos desperdiciar, pero a fuerza de sinceros, debemos admitir que faltan más libros escritos por panameños para demostrarle al mundo que no somos un país de miserables ignorantes que despreciamos los talentos.