Hace 46 años, cuando se firmaron los Tratados Torrijos – Carter, se inició una nueva relación entre los gobiernos y pueblos de los Estados Unidos y Panamá.
Los Tratados Torrijos- Carter, sepultaron todos los documentos similares desde el nefasto Tratado Hay- Bunau – Varilla e inició un nuevo sistema que gradualmente fue eliminando la llamada Zona del Canal de Panamá.
Con algunos inconvenientes, como es natural en un acuerdo de tal magnitud, la República de Panamá ha logrado, de una forma u otra, salvar situaciones y administrar un territorio que fue ocupado por una nación foránea que como enclave colonial, hirió nuestra personalidad como nación soberana.
Pero, a pesar que allende nuestras fronteras alegan que donde “hay un panameño hay una trampita escondida” hemos demostrado que los esfuerzos no fueron inútiles y la vía interoceánica continúa siendo útil y vital para el comercio mundial.Consideramos que la República de Panamá todavía no ha perfeccionado su soberanía. Hay detalles que se requieren mejorar para eliminar bolsones de irregularidades que dejaron los estadounidense.
Hay valiosos predios abandonados; el área que se llamó Zona del Canal todavía está desocupada; casas y edificios abandonados dan un aspecto deprimente, sin embargo, continuamos luchando por maquillar el sector para que no parezcamos irresponsables en la administración de los bienes revertidos.
Ahora bien: hace 46 años se firmaron los Tratados Torrijos- Carter que empezaron a regir el 1 de octubre de 1979, y a pesar del tiempo transcurrido, tenemos que estar vigilantes porque estamos siendo acechados por hechos que podrían enturbiar nuestra paz física y espiritual y ser tomado como pretexto para la intervención foránea de una nación que emocionalmente no se recupera del abandono de tan valioso territorio que por casi cien años ocupó.