Internacionalmente la República de Panamá es una nación envidiada por su posición geográfica.
Nuestro país es una joya territorial que por su posición estratégica constituye embudo del comercio mundial y sendero que uniendo dos océanos facilita la navegación.
Pero Panamá tienen dos vecinos incómodos cuyos administradores hacen todo lo posible para mortificarnos.
Al Este tenemos a Colombia, nación plagada de drogas, narcotráfico, guerrillas e irregularidades que manchan su reputación. Con una población asechada por problemas que les impide vivir en paz y huyen a Panamá.
Por el oeste colindamos con Costa Rica, país centroamericano cuyos habitantes ingresan a Panamá por atajos selváticos para contrabandear o introducir ilegales que aspiran llegar Estados Unidos.
Cualquier decisión que desean tomar los gobiernos de Colombia y Costa Rica, deben contar con la participación de Panamá nación en el istmo centroamericano.
Somo un país; con un gobierno constituido que cumple todas sus facetas política y al reunirse los presidentes de Colombia y Costa Rica para tratar asuntos vinculados con la región y no tomar en cuenta al mandatario de nuestro país, debe ser considerado un desaire imperdonable.
El presidente de Colombia y allegados ha tenido expresiones poco favorables hacia Panamá y su reunión con su homólogo costarricense, sin la participación del presidente panameño para tratar asunto de la región, comete un desaire imperdonable porque cualquier hecho que tiene que ver con Centroamericana, la República de Panamá es una ficha clave y fundamental para la región.
Tenemos dos vecinos incómodos que nos están provocando posiblemente alentados por un país que aquí perdió su posición estratégica.