Derribando las barreras que, a través de artimañas jurídicas, intentan frenar el avance de Ricardo Martinelli Berrocal hacia la presidencia de la república, los partidos Realizando Metas y Alianza, proclamaron ayer a doña Marta Linares de Martinelli como candidata a la vicepresidencia y, con esta decisión, unen fuerzas para estrangular la nefasta persecución política y rescatar a este país del estercolero social en que lo tienen sumergido una casta de perversos.
Vivimos un momento histórico cuando un matrimonio, que ha sufrido el calvario de la persecución política, se une para rescatar a una nación que desesperadamente implora transformaciones urgentes.
Doña Marta Linares de Martinelli, como candidata la vicepresidencia de la república, irrumpe en la actividad política para, junto con su esposo, rescatar la dignidad de un pueblo mancillada por políticos corruptos y cuyas necesidades apremiantes son mezquinamente arrebatadas.
Doña Marta, al aceptar la candidatura a la vicepresidencia, se aferra a su esposo cuyo transitar por el Palacio de las Garzas clavó muestras de desarrollo económico y sembró esperanzas en un poblado que vivía estéril de ilusiones.
Doña Marta Linares de Martinelli, intentará, y está convencida que lo logrará, junto a su esposo Ricardo Martinelli Berrocal, rescatar a este país sumergido en una la miasma social postrada por administradores estatales que succionan las arcas estatales, jugando con la paciencia de un pueblo que humillado soporta pelafustanes mentirosos, triquiñuelas jurídicas, despilfarro económico y adolece de las condiciones básicos para garantizar la saluda, el indispensable alimento y las condiciones adecuadas que le permitan disfrutar una placentera existencia libre de toda maledicencia.
Doña Marta Linares de Martinelli no ignora las consecuencias de las persecuciones políticas.
Su tía Ana Matilde Linares de Arias fue la esposa del caudillo panameñista Dr. Arnulfo Arias Madrid cuando el 10 de mayo 1951, los fusiles de la Guardia Nacional perpetraron sangriento ataque al Palacio de las Garzas para destronarlo de la primera magistratura de la nación.
Aún resuenan en los panameñistas leales aquella expresión sonora de “Volveremos” grito combativo que no conocen los arribistas que hoy se disfrazan de líderes para usurpar una doctrina que la manipulan a su antojo.
Marta Linares de Martinelli, acepta el reto que se le presenta sin ignorar la responsabilidades que asume y los riesgos que engendra los avatares políticos plagados de hipócritas y oportunistas que se aferran al cargo público para enriquecerse mientras indiferentes viven rodeados de miserias físicas y espirituales, de hombres y mujeres hambrientos y sedientos de pan y justicia.
La pareja, afianzados con miras hacia el Palacio de la Garzas, unen esfuerzos para rescatar a este país sumergido en asquerosos contubernios de intereses personales, económicos y sociales mientras un pueblo naufraga en la desesperación financiera. .
La lucha por el poder se ha desatado, pero la nación confía y está dispuesta a librarse de quienes administrando los recursos del Estado fracasaron y mancillan la honra de esta nación de tal manera, que en el consorcio internacional prevalece la fama de Panamá como un país podrido en lo jurídico, económico y social.
Aun