Esta pregunta atormenta a los expertos occidentales. Tras la aplicación de las sanciones, las más duras jamás impuestas a un país tan grande, la mayoría de los responsables políticos y economistas predijeron el rápido colapso financiero de Rusia, seguido del caos de su industria y, por último, la lenta e inevitable asfixia del sector energético, principal proveedor de ingresos por exportaciones e impuestos de la Rusia de Vladimir Putin. Pero nada de esto ocurrió. El crecimiento fue del 3,6% en 2023. Este año debería mantenerse en el 2,6%, según las previsiones del FMI. La mayoría de los demás indicadores están en verde: el déficit público está contenido, el desempleo está en su nivel más bajo y los salarios aumentan considerablemente. Incluso la inflación está en vías de controlarse.
El papel decisivo del banco central
Todo esto, gracias a la firme actuación del banco central, dirigido con puño de hierro por Elvira Nabioullina, que esperaba dimitir tras la invasión de Ucrania. A petición de Vladimir Putin, esta respetada gobernadora se quedó para convertirse en guardiana vigilante del rublo y del equilibrio financiero. Consiguió detener la caída del rublo y frenar la escalada de los precios subiendo los tipos de interés hasta la cifra récord del 16%, sin piedad para los que se endeudan. La inflación se contiene ahora en torno al 7%. La firme política de Elvira Nabioullina fue sin duda el primer baluarte contra el colapso financiero de su país.
El padrino chino
Pronto entró en juego un nuevo padrino: China, que, al igual que India, compra mucho petróleo ruso. Pekín, que envía coches y teléfonos para sustituir a las marcas occidentales. China también suministra piezas de repuesto y ayuda para reparar los altos hornos y las fábricas ruinosas de Rusia. Es además el discreto canal de los productos occidentales de los que Rusia no puede prescindir. Pekín nunca ha negado la «amistad ilimitada» con Rusia proclamada en 2022 durante la visita de Vladimir Putin a China, pocas semanas antes de la invasión de Ucrania. Mantener este vínculo es vital para la Rusia de Vladimir Putin, que se ha convertido en el amigo obligado de Xi Jinping.
La guerra, tercer factor de esta inesperada resistencia
De hecho, son esencialmente los gastos militares los que alimentan el prodigioso crecimiento de la economía rusa. Y es la subida del precio del petróleo provocada por el conflicto de 2022 lo que llena las arcas del Estado. “Para sobrevivir, Rusia necesita la guerra», explica el académico Renaud Foucart. Pero también es a causa de la guerra por lo que está descuidando el desarrollo de los sectores de innovación de cara al futuro, capaces de transformar su economía monetaria en una economía diversificada. Estos son los límites de la capacidad de resistencia de la economía rusa, por muy prodigiosa que sea.
Fonomia Fuente: Radio Francia Internacional.