La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia decidió no admitir el recurso de casación que presentó el abogado Nicomedes Castillo en representación de Balbina Herrera, quien que de una manera obsesionada no ha querido admitir su total fracaso en las intenciones de ver condenado al ex presidente Ricardo Martinelli.
La magistradas Maribel Cornejo Batista, la propia presidente de la Corte, María Eugenia López y Asunción Alonso no admitieron el recurso presentado por la defensa de Herrera en diciembre del año pasado, en un último intento de revertir lo que ya dos juicios anteriores habían determinado la no culpababilidad del dirigente político.
Para nadie es un secreto que inicialmente cuando se dio este caso un grupo de estas supuestas víctimas lo que realmente buscaba en el fondo no era la tal cacareada justicia por las supuestas intervenciones telefónicas. Lo que realmente se buscaba era un resarcimiento económico, porque se les hacía agua la boca que la Corte Suprema condenaría al ex mandatario.
Sin embargo, cuando el sonado caso, que fue fabricado por la Procuraduría Paralela que se instaló en el Consejo de Seguridad, al mando de Rolando López alias Picuiro, salió de la jurisdicción de la Corte y estableció en el Sistema Penal Acusatorio, la sonrisa de este grupo de supuestas víctimas se les convirtió en mueca a tal grado que muchos de ellos decidieron renunciar y no seguir en el proceso y sólo quedaron la del pasado oscuro, la de la famosa frase “civilista visto, civilista muerto”, y el ex vendedor de zapatos de la avenida central y ex ministro de trabajo.
Parece que las derrotas sufridas por estos políticos no han sido bien asimiladas que lo único que les queda es acudir a los medios de comunicación aliados para desahogarse y destilar todo el veneno en contra del ex presidente Martinelli.
Con este fallo del pleno de la Corte se cierra el último capítulo de esta mal llamada intervención telefónica y ahora tendrán que afrontar serias demandas penales y civiles, todas aquellas personas que se prestaron como títeres para mentir en este proceso pensando que podían estar por encima de la ley. La verdad debe prevalecer siempre y la justicia no debe ser torcida jamás por nadie ni por ningún Gobierno.