Durante tres actividades que se desarrollarán una tras otra, se alterará el estado emocional de los panameños.
Se convierte en certeza aquel refrán que dice: “el panameño lo único que toma en serio es el carnaval”.
Después del carnaval cambiaremos nuestra indumentaria parrandera para participar, con la devoción que la situación amerita, en las conmemoraciones religiosas de la Semana Santa.
Pero, además de la fiesta pagana llamada carnaval y las conmemoraciones de la Semana Santa, viene un acontecimiento que definirá el destino político de la nación: las elecciones.
Carnaval, Semana Santa y elecciones son tres acontecimientos que tendrán sus efectos psíquicos en la población panameña.
Durante el carnaval será nos despojaremos de las inhibiciones para, de diferentes maneras, alegrar el espíritu y caer en el desenfreno y jolgorio que podría tener consecuencias lamentables.
Enterrada la llamada “sardina” y momentáneamente apagado el regocijo, no tornamos compungidos e iniciamos la reconciliación con el redentor y nos preparamos para la semana santa demostrando una devoción inaudita.
Pero nos espera un acontecimiento trascendental de nuestra historia contemporánea: las elecciones del 5 de mayo.
Para unos será el carnaval de la victoria, para otros la crucifixión de sus aspiraciones políticas y para algunos el triunfo y resurrección de anhelos para gobernar este país donde solapadamente existe una tiranía judicial que intenta distorsionar la voluntad popular.
Bailaremos durante el carnaval, rezaremos en Semana Santa y el 5 de mayo nos libraremos de la ineficiencia gubernamental.