Cinco millones de dólares, en esa cifra estaba tasada la cabeza de Darío Antonio Úsuga David, más conocido por su alias Otoniel, el Pablo Escobar de esta segunda década del siglo y quien, en la tarde del sábado y tras cinco años de persecución, fue finalmente detenido por la fuerza pública colombiana en una vereda cercana a la población de Turbo y hoy está preso en Bogotá.
Así lo señaló el presidente Iván Duque, quien en una conferencia de prensa dijo que la captura de Otoniel «es el golpe más duro que se le ha propiciado al narcotráfico en este siglo en nuestro país, solamente comparable con la caída de Pablo Escobar, en los años 90» y considera que «marca el final del Clan del Golfo».
Sin duda, alias Otoniel es reconocido como el jefe de una de las estructuras delincuenciales más importantes de Colombia, el llamado Clan del Golfo, un cartel de narcotráfico y muerte proveniente de las estructuras del paramilitarismo de derecha, las Autodefensas Unidas de Colombia, que se desmovilizaron en 2006 y de las cuales varios cabecillas se reciclaron en estructuras criminales que perduran.
La comandada por Otoniel es la llamada Autodefensas Gaitanistas de Colombia, que se calcula cuentan hoy con unos 2000 integrantes y opera en 128 municipios del país, especialmente en la zona del golfo de Urabá –precisamente donde fue capturado-, en los departamentos de Antioquia y Córdoba, en la costa pacífica de Chocó, Cauca y Nariño, así como en zonas más orientales de Colombia, como Norte de Santander, donde tiene casados enfrentamientos con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de la exguerrila de las Farc, por el control del narcotráfico en esa región.
El trabajo de inteligencia y militar para dar con Otoniel en la vereda de La Pita fue largo y persistente. Dos años atrás, en agosto de 2019, su hermano Carlos Mario también fue detenido dentro de la misma operación Agamenón, lo que significó un golpe para la estructura del inicialmente llamado Clan Úsuga, pero cuyo nombre cambió en 2016 a Clan del Golfo por esas cosas que pasan en Colombia: el apellido de este par de delincuentes es común en la región y hubo una demanda por parte de colombianos inocentes que vieron su buen nombre afectado por esa denominación, lo que hizo que en dos oportunidades las autoridades hicieran el ajuste: el primero para quitar las referencia al lugar de procedencia, «los urabeños» y borrar el estigma contra los pobladores de la región de Urabá; y el segundo cuando dejaron de llamarlos el Clan Úsuga, precisamente por la demanda de los ciudadanos, con lo cual se simplificó sui denominación a una referencia geográfica –el Clan del Golfo- por el lugar donde opera esta estructura paramilitar.
Fuente: ABC