El Canal de Panamá se prepara para afrontar la próxima década con el claro objetivo de hacer la operatividad del mismo completamente sostenible y amigable para el medio ambiente, por lo cual se tiene prevista una inversión aproximada de 32 mil millones de dólares para llevar a cabo este objetivo.
Uno de los principales problemas que pretende afrontar El Canal es su huella de carbono, ya que en marzo pasado se hizo de público conocimiento la intención de operar con consumo de carbono cero para el año 2030, alineándose con los planes de Naciones Unidas en ese sentido. Para cumplir con este objetivo, se buscará generar electricidad con energías renovables, capturar CO2 mediante un mejor manejo del área boscosa de la cuenca hidrográfica (se espera adquieran unas 8000 hectáreas de selva) así como el reemplazo de toda la flota actual de autos por vehículos eléctricos.
Para este fin, se estima que se invertirán entre 500 y 1500 millones de dólares en los próximos diez años.
De igual forma, uno de los retos más importantes a afrontar es la correcta distribución del agua tanto para la población como para el correcto funcionamiento del Canal. De cara a esto, se espera un programa hídrico con una inversión de unos 1900 millones.
Como la tarea de reducir la huella de carbono de una empresa que labora con unos 9000 trabajadores no resulta en una misión del todo sencilla, se espera una gran inversión en la transformación digital en cuanto a manejo de información y el cambio de gran parte de los remolcadores; de aquí al 2030 se espera que el mantenimiento del Canal alcance un costo de 2800 millones de dólares.
Los costos de las mejoras son claramente elevados, pero de igual forma no se puede poner en tela de duda lo redituable que es El Canal. Se estima que para la próxima década los ingresos al Tesoro Nacional gracias a la vía interoceánica sobrepasen los 21500 millones.