Día 27 de abril del año de la histeria 2025
¡Alerta revolucionaria de emergencia imaginaria! Según el manual de “Cómo gritar golpe cuando pierdes elecciones” y los profetas de SUNTRACS, Panamá está al borde del apocalipsis. Nos lo avisan en su cuenta de X, con varias imágenes, feas, feas como pegarle a un padre el Día del Padre con un calcetín sudado lleno de arena. Si el objetivo era hacer que pareciera que el cartel fue hecho con Paint del 2003… bravo, lo lograron. Pocas veces he visto una estética tan consistentemente fea. Todo rojo. Fondo rojo, letras rojas, ideas rojas, y un escupitajo de amarillo brillante, parece que lo diseñó alguien con acceso limitado a la paleta de colores del mundo civilizado. Quizás tanto rojo y gualda en sus carteles no sea revolución, sino un lapsus cromático: el subconsciente pidiendo a gritos regresar a la madre patria que tanto detestan… pero cuyo estandarte tratan de replicar sin poder. Porque si algo no convence con argumentos, al menos que sangre por los ojos. Toda la imagen es un solo alarido, sin pausas, sin respiro, sin sentido estético ni sintáctico.
Es el equivalente visual a ser abordado por un fanático en una esquina con un megáfono en la boca y papel aluminio en la cabeza. Aquí lo que reina es la anarquía tipográfica: bloques de texto encajonados como ladrillos mal puestos, pegaron frases como quien pega calcomanías en un poste. Han decidido que el caos también comunica, y se lanzaron sin freno por la pendiente del mal gusto revolucionario, creando el equivalente a un panfleto de detergente comunista de los años 70: “Lava conciencias, pero no elimina la sarna ideológica”.
Pero no es del mal gusto y la pobreza artística de su manifiesto de lo que quiero hablar, no, quiero hacerles ver a ustedes que si le hacemos caso al boletín urgente del Ministerio del Delirio Popular, Panamá sufre un “autogolpe” —aunque nadie sepa muy bien qué significa eso—, y al parecer se viene el fin del mundo patrocinado por la Cámara de Comercio, la CAPAC, dos canales de televisión, los yanquis y, quizás, Hello Kitty.
Mulino, según estos seres, es un “dictadorzuelo vendepatria”, lo cual nos lo repiten veinte veces para que lo creamos. Está respaldado por un ejército de cipayos empresariales, los MCM (Medios de Comunicación del Mal) y, por supuesto, por las omnipresentes “tropas yanquis” que llevan en sus pesadillas desde 1989.
Según ellos estamos peor que en los tiempos de Noriega (sí, eso dijeron). ¡¡Horror!! Y el MPMM (Presidente Mulino Malo Malote), firmó un «memorando entreguista» —otro clásico del bingo revolucionario— que permite que los barcos gringos pasen por el Canal, algo nunca antes visto en la historia del Canal… Canal que, por cierto, fue hecho para eso.
Lo acusan de ser un usurpador porque ganó las elecciones con votos válidos, sí, pero no eran sus votos, eran votos de otras personas, así que, según sus cerebros mosquitoides, no cuentan. Tal vez esperaban que se anularan las elecciones hasta que el FAD lograra juntar más de 0.2% de los votos, ups, creo que conviene recordar algunas cifras.
En las elecciones pasadas, el Frente Amplio por la Democracia (FAD), el vehículo electoral del SUNTRACS, obtuvo apenas 8937 votos. SUNTRACS actualmente cuenta con unos 30 000 afiliados, y en las elecciones pasadas el FAD logró inscribir a 50 027 miembros, lo que nos ofrece un total combinado de unas 80 000 personas (incluyo a los repetidos en una y otra lista para que vean que soy superbuena y generosa). Considerando que la población de Panamá es de aproximadamente 4.4 millones, estos 80 027 representan alrededor del 1.8% del total. Suponiendo, también generosamente, que cada afiliado tiene 4 familiares en edad de votar, tendríamos a 320 108 personas. Si sumamos afiliados y familiares tendríamos 400 135 votos. Itero que en las elecciones del 2024, el FAD obtuvo 8937 votos, ¡ni ellos mismos votan por sí mismos! No se rían, en realidad es muy triste. Según ellos, Panamá está a punto de levantarse y seguirlos… aunque en la práctica no los sigue ni su gato para pedirles comida.
Pero a pesar de la realidad pura y dura este puñado de incendiarios profesionales, financiados por dictadores, anuncian una y otra vez que el cielo se cae. ¡Corran, que los heraldos de la desgracia han tocado la corneta del Apocalipsis y, como buenos loros bien amaestrados, repiten lo que sus amos les dictan: violaciones de derechos humanos, masacres en potencia, Trump manipulando marionetas desde Mar-a-Lago, por supuesto, Mulino quiere robarse la Caja, secar ríos, matar perezosos, comerse a los niños y eliminar la separación de poderes… todo en su hora de almuerzo.
Quiero hacer la obra de misericordia del día y responder a estos bufones.
Primero, el concepto de «autogolpe» que manejan estos sabios de pacotilla solo existe en su teatro de sombras. Un autogolpe —para quien no repitió primaria— implica que quien ejerce el poder democrático lo revienta para perpetuarse ilegalmente. Aquí, Mulino fue electo bajo las reglas que ustedes mismos reconocían… hasta que perdieron. No contentos con su naufragio, pretenden ahora vender como «resistencia heroica» lo que no es más que una pataleta que merece una cuera.
Segundo, lloriquean sobre la “militarización del país” mientras sueñan con las glorias marchitas de viejos dictadores caribeños, esos que ahogaron a sus pueblos bajo bayonetas reales.
Tercero, hablan de «vender la patria» los hijos predilectos de los bolsillos de Managua y Caracas.
Cuarto: afirman que Mulino «violenta los derechos humanos», ellos, que con cada huelga indefinida, cada calle cerrada y cada incendio de llantas, atropellan los derechos fundamentales de los miles de panameños que no quieren, pueden o les da la real gana, seguir su agenda enloquecida. Si los derechos humanos fueran su preocupación, comenzarían por respetar el derecho del prójimo a transitar en paz sin ser rehenes de su chantaje politiquero (y sus coimas para permitir el paso).
Su estrategia no es nueva ni original, sigue al pie de la letra las técnicas de propaganda de Joseph Goebbels, el nacionalsocialista, así como ellos, pero este sí de manual, en concreto de manual para manipular a la plebe. El que enseñó que si repites una mentira mil veces se convierte en verdad: por eso llevan semanas gritando «autogolpe»; el que dijo que se debe convertir a cualquier adversario en un enemigo demoníaco, de ahí el Mulino entreguista, el Trump todopoderoso, el Canal en venta imaginaria; Goebbels, el que recomendó simplificar el mensaje, así que todo es culpa de los empresarios, de EE.UU., del capitalismo, del hombre del petate. Goebbels fue el que sabía que si siembras miedo tienes al populacho a tu merced, y así vociferan sobre la militarización, la represión, y la sangre en ciernes creando un clima de miedo, absurdo, pero miedo al fin y al cabo.
Al final, los clásicos siempre tienen razón, ya lo dijo Horacio «Odi profanum vulgus et arceo», «Odio al vulgo profano y lo mantengo a raya». ¡Qué país!
