De una forma u otra, las actividades políticas y empresariales son elementos fundamentales para el desarrollo del país.
El sistema democrático que actualmente rige, después de 21 años de estar tutelados por un régimen militar, exige que cada cinco años, mediante elecciones, se renueven las autoridades estatales, sin embargo, este sistema no se puede aplicar al sector empresarial que es fuente generadora de empleos, que al tributar fortalece las arcas del gobierno, genera bienestar y convierte al ocioso en elemento productivo.
Si bien es cierto que la actividad política es necesaria para renovar a los administradores del Estado, también, lo es el sistema empresarial que es fundamental para el desarrollo del país.
Nos encontramos en los primeros destellos de unas elecciones presidenciales además se escogerán diputados, alcaldes y representantes de corregimientos que en el próximo quinquenio tendrán el control estatal, por lo tanto, esperamos que una actividad política no se inmiscuya con la empresarial porque sería someter a la empresa privada a un cepo económico indigno.
Existen esperanzas de que el proceso electoral se desarrollará con la eficiencia que la situación amerita y la actividad política no se mezcle con la empresarial porque una es necesaria para la buena administración del Estado y la otra para tributar, crear empleos y aminorar los problemas sociales
Esperamos que la sensatez impere y que por el bienestar del país, la actividad política no se enturbie con el desarrollo empresarial porque esto sería fatal para nuestra economía que no puede tambalear ni dejarse arrastrar por diferentes criterios de grupos socialmente antagónicos.