Miles de manifestantes inundaron este viernes la capital estadounidense para participar en una marcha contra el racismo prevista desde hace meses pero atizada por un nuevo caso de violencia policial contra un ciudadano negro, en Wisconsin, que reavivó la indignación en todo el país.
Los manifestantes colmaron el National Mall de Washington como parte de una marcha en conmemoración del histórico discurso «Tengo un sueño» de 1963 de Martin Luther King Jr., líder de los derechos civiles.
Su nieta Yolanda King, de 12 años, tomó la palabra para reclamar «la igualdad real». «Somos la generación que va a desmantelar el racismo sistemático de una vez por todas», dijo con fuerza.
La manifestación se ha denominado «Quítanos la rodilla de encima», en referencia a George Floyd, un estadounidense negro que murió en mayo asfixiado por un oficial blanco en Minneapolis, lo que provocó los mayores disturbios en décadas.
«Emocionado», su hermano Philonise agradeció a los manifestantes. «Me hubiera gustado tanto que George hubiera estado aquí para verlos», dijo entre lágrimas, antes de agregar también con optimismo: «el cambio está llegando porque lo estamos exigiendo».
Las protestas del movimiento contra el racismo en Estados Unidos habían amainado, pero la indignación se reavivó el domingo cuando Jacob Blake, un padre de familia de 29 años, recibió varios tiros, que probablemente lo dejen paralítico, cuando la policía intentó arrestarlo en la ciudad de Kenosha, en el estado de Wisconsin.
El padre de Jacob Blake logró que la multitud gritara «Sin justicia no hay paz».
El agente que le disparó varias veces a su hijo, identificado como Rusten Sheskey, sigue sin ser detenido ni inculpado y se supo que Blake permaneció atado con muñecas en su lecho en el hospital hasta el viernes.
«Hay dos sistemas judiciales en Estados Unidos, uno para los blancos y otro para los negros», dijo el padre del joven.
Este drama desató manifestaciones de protesta a veces violentas durante tres noches en Kenosha, donde dos personas fueron muertas aparentemente por un joven de 17 años armado de un rifle de asalto que habría participado en la defensa de comercios locales junto a integrantes de milicias.
También familiares de Breonna Taylor, una mujer negra de 26 años que murió en su propio apartamento por disparos de la policía, participaron como oradores ante un mar de personas que coreaba los nombres de las víctimas una y otra vez.
«Lo que precisamos es un cambio y estamos en un punto en que podemos obtener ese cambio», dijo la madre de Taylor, Tamika Palmer. «Pero debemos permanecer juntos», agregó.
El caso Blake desató un movimiento de protesta sin precedentes en el mundo del deporte, fundamentalmente en la liga de básquetbol NBA, que debió suspender varios partidos miércoles y jueves.
Los oradores saludaron a los atletas y deploraron en cambio el discurso del presidente DonaldTrump, que desde hace semanas destaca la violencia que pauta algunas de las manifestaciones de protesta pero nada dice sobre las reivindicaciones y denuncias de los afroestadounidenses.
El vicepresidente Mike Pence rechazó las acusaciones de racismo policial sistémico y condenó «la violencia y el caos que envuelve a las ciudades de todo el país».
Trump acusó a su vez a su rival demócrata en las elecciones de noviembre de Joe Biden de pretender entregar el país a «anarquistas» y «alborotadores».
«Todas las familias denunciaron los saqueos, pero no le escuchamos a Trump denunciar los disparos”, replicó el reverendo Al Sharpton ante el memorial erigido en memoria de Abraham Lincoln.
«No estamos seguros hoy con él en el poder», agregó Tracy Williams, una soldada negra retirada que manifestó junto a su familia.
En una línea igualmente política, varios oradores pidieron a los manifestantes que votaran masivamente el 3 de noviembre.
«Debemos caminar a las urnas para defender las libertades por las que las generaciones anteriores lucharon tan duro», dijo el hijo de Martin Luther King, quien tenía diez años cuando su padre fue asesinado.
Al igual que lo hizo su padre hace 57 años, el hijo de King, Martin Luther King III, se paró en las escaleras del monumento a Abraham Lincoln ante la multitud que flanqueaba el estanque reflectante, bajo el calor húmedo del final del verano boreal.
King III pidió a los estadounidenses que sigan peleando contra la inequidad entre blancos y negros, y que voten, cueste lo que cueste, para derrotar a Donald Trump en las elecciones de noviembre.
«Estamos marchando para sobreponernos a lo que mi padre llamó el triple mal de la pobreza, el racismo y la violencia», dijo
Y la compañera de fórmula de Joe Biden, Kamala Harris, la primera candidata negra a la vicepresidencia de Estados Unidos, se dirigió a los manifestantes con un mensaje de video: «Tenemos la oportunidad de hacer historia, aquí y ahora».
Info de: NTN24