No es de extrañar que con el zarpazo climatológico que nos está dando la naturaleza, tendremos que someternos al racionamiento del vital líquido mediante un estado de emergencia cuya facultad de decretarlo le corresponde al gobierno.
La sequía ha sido inmisericorde con la nación panameña a pesar que tenemos unos 500 ríos, gozamos de costas de los principales océanos del mundo, sin embargo, nada detiene a la implacable naturaleza que no está castigando con la notoria falta de agua que afecta al sector agropecuario.
La falta de agua incide en el tránsito por el canal de Panamá, retrasa y malograr la producción agropecuaria y si no se toman las medidas a tiempo, llegará el momento que se tendrá que regular el suministro del vital líquido que se requiere para los quehaceres diarios.
Panamá, la nación que se enorgullece de tener un canal por donde transita gran parte del comercio mundial, tendrá que someterse a las restricciones que podría implantar el gobierno y quizás esta lección nos sirva para que aprendamos a no menospreciar el agua que aquí alegremente desperdiciamos regando jardines, lavando vehículos y especialmente en los zafarranchos carnavaleros donde se malgasta en los llamados culecos.