Radio Francia Internacional (RFI), entrevistó Miguel Mendoza, uno de los 220 opositores presos liberados por el régimen de Ortega. Periodista, estuvo preso 20 meses. O, para ser exactos, 598 días, porque los contó desde que fue encarcelado el 21 de junio de 2021 por denunciar los abusos y violaciones a los derechos humanos en ese país. Mendoza sufrió tortura psicológica, como impedirle dormir y no ver a sus familiares.
¿Cuántos meses estuvo preso y por qué?
Este 21 de febrero estaría cumpliendo 20 meses. A mí me capturaron el día 21 junio del 2021. Eran exactamente 598 días. Nunca había estado en la cárcel. Y uno cuenta cada día. Yo fue detenido por ser periodista en redes sociales, que fue el único medio que nos dejó Ortega y su mujer para divulgar, para postear, para informar sobre la arbitrariedad de su régimen. A partir de 2018 hemos visto una etapa de terror en todo Nicaragua: violaciones a los derechos humanos, casi 400 asesinatos, según el recuento de los organismos internacionales de derechos humanos. Y como periodista, uno no tiene la misión de estar con la verdad. Por ese motivo fue encarcelado, por denunciar, por fiscalizar, por señalar, por opinar, por criticar. Pero a través de mis redes sociales porque en Nicaragua el régimen de Ortega y su mujer Rosario Murillo compraron todos los medios. Ellos se han apoderado de todos los medios de comunicación televisivos, radiales. Los escasos medios que no le pertenecen a ellos, han sido amedrentados.
RFI ¿Qué fue lo más duro en estos 20 meses?
Los primeros meses fueron los más duros porque hay una tortura sistemática. No te dejan dormir, te sacan a hacer de interrogatorio varias veces en la noche, por la madrugada. También fue muy duro no ver a mi familia, el no saber de mi hija y de mi mujer. Eso me atormentaba. Nosotros no tuvimos un solo libro para leer, solo periódico. La comida era de bajísima calidad. No tuvimos atención médica. Fuero varias irregularidades. No se nos permitió tener un abogado, una defensa como dicta el Código Procesal Penal del país. Ellos violan hasta sus propias leyes. Entonces fue una tortura sistemática; no física, sino psicológica. Fue tremenda. El juicio que nos hicieron fue prácticamente un circo. A mi abogado solo se le permitió hablar tres minutos conmigo.
RFI. ¿Cuándo supo que iba a ser liberado?
Cuando un régimen toma como rehenes a personas de todos los grupos sociales del país, es claro que lo hacen para convertirlos en moneda de cambio. Ortega está necesitado una salida. El país se le está cayendo a pedazos. Estados Unidos es el principal socio de Nicaragua y está en pelea con ellos. Por eso sabíamos que en cualquier momento la puerta de la prisión se iba a abrir. Pero cuando finalmente ocurrió nos costaba creer. Nos sacaron de la cárcel, nos pusieron ropa de civil, nos quitaron los uniformes de prisionero. No nos dimos cuenta de la liberación sino cuando estuvimos parqueados cerca de la pista del aeropuerto. O sea, nos dimos cuenta cinco minutos antes de abordar el avión.
RFI. Pero, ¿sabían para a dónde iban?
No, no teníamos idea. Nosotros estábamos en una prisión y había otros compañeros en otra cárcel cerca del aeropuerto. Son amigos presos políticos que tenían ahí mayores restricciones y mayores calamidades que nosotros. Pues nosotros creímos que nos llevaban allá, a la denominada Cárcel Modelo.
RFI ¿Cómo fue ese viaje a Estados Unidos?
Muy emocionante porque cantamos el himno nacional. Cantamos varias canciones con las que nos identificamos. Se gritaron consignas. Un grupo de ocho sacerdotes se dedicaron a hacer oraciones, a rezar. No podíamos creerlo, después de estar tanto tiempo encerrados. De un momento para otro, de una hora para otra, estábamos en un avión rumbo a Estados Unidos. Fue una felicidad tremenda. Pero atrás se queda nuestra familia, no sabemos cuándo vamos a retornar. Fue una fiesta, pero agridulce. Porque si bien nosotros conseguíamos la libertad, nuestro país sigue secuestrado, prisionero.
RFI. Ustedes fueron despojados de su nacionalidad. ¿Qué piensa sobre esto?
Es una decisión torpe. A los juristas serios les está dando gracia porque violaron la ley que concierne la nacionalidad. No nos pueden quitar la ciudadanía. Ahora no sabemos de dónde somos. También es una felicidad, pero agridulce porque se queda mi familia allá. En Nicaragua se corre peligro porque el país está cerrado, es un país secuestrado, la gente está prácticamente de rodillas. Allá no es posible poner un tuit o postear en las redes sociales porque te pueden acusar de terrorismo.
RFI. ¿Piensa usted que el régimen de Ortega en este momento es más fuerte o más débil que hace 20 meses, cuando usted fue encarcelado?
Cuando de cada diez nicaragüenses, nueve están en contra de un régimen tan brutal, tan genocida como este, pues no puede estar fuerte. Ortega solo tiene las armas: el arma de la policía, el arma del ejército. Nicaragua necesita un respiro, el país no tiene recursos. Somos un país dependiente de la ayuda internacional, de los créditos de los organismos financieros internacionales. El país así no puede funcionar. Nosotros no tenemos petróleo, nosotros no tenemos grandes riquezas. Es un país que depende fundamentalmente de sector agrícola. No sé cómo va a ser. Yo creo que dentro de poco se queda sin dinero para pagar los salarios de los empleados públicos.
Fuente: Radio Francia Internacional.