El Partido Panameñista llevó a cabo este domingo una Convención para ratificar a las recientes autoridades electas del colectivo político, encuentro al cual invitó a presidentes de varios partidos políticos que en su mayoría no lograr unir ni a sus familiares en su totalidad.
Naturalmente el colectivo político es decir, el Panameñismo, tiene todo el derecho a invitar a quien el partido considere su posible aliado, pero a los directivos de este partido, disque de oposición, no se le debe olvidar que fue su gobierno reciente quien sumió a este país en una profunda crisis política, económica y jurídica, donde se desató una implacable persecución y linchamiento político.
Un verdadero estadista suma y no resta, sin embargo, es lamentable escuchar al presidente del Panameñismo que no invitó a ese encuentro político al máximo dirigente del Partido Realizando Meta, Ricardo Martinelli, por la herida que le causó al colectivo cuando los sacó de poder durante su gobierno, fueron sus propias palabras.
Partiendo de la premisa en desconocer el liderazgo que representa el señor Martinelli en el espectro político es un garrafal error y ellos lo saben. La miopía política de algunos dirigentes los lleva constantemente al fracaso y desaciertos, pero parece que no han aprendido la lección.
Para nadie es un secreto que la población panameña siente un gran rechazo haca el Partido Panameñista por la forma en que gobernó su anterior líder. Y prueba de ello se la demostró la población en la pasada contienda electoral, sin embargo, parece que siguen fiel a ese viejo adagio que el hombre es el único animal que tropieza dos veces y más con la misma piedra.
La credibilidad de los partidos políticos está por el piso y son ellos mismos los responsables de tener un pueblo desconfiando, apático y de rechazo hacia los colectivos políticos. Mientras estos dirigentes no se despojen de sus intereses mezquinos, llenos de rencor y de odio, no podrán tener la más mínima oportunidad en el futuro, porque ellos mismos están cavando su propia tumba política.