Un convoy antivacunas ha salido a la calle este martes frente al Parlamento de Nueva Zelanda en Wellington. Cientos de personas han protestado contra la vacunación obligatoria para determinadas profesiones, como profesores, médicos, enfermeros, policías o militares.
Con mensajes como «la coacción no es consentimiento», los manifestantes exigen el fin de las restricciones argumentando la falta de libertad. En Nueva Zelanda es necesario el certificado de vacunación para entrar en restaurantes, participar en eventos deportivos o servicios religiosos.
«Se trata de la libertad de elección y de que se nos permita gobernar nuestro propio cuerpo en lugar de que nos lo digan», comenta una de las manifestantes.
«Estoy a favor de las vacunas. La vacuna es algo realmente bueno. Pero deberíamos poder decidir si queremos tenerla o no», declara un ciudadano neozelandés.
La manifestación coincide con la reapertura del Parlamento tras las vacaciones de verano. La primera ministra, Jacinda Ardern, afirmó que no tenía intención de enfrentarse a los participantes, y reafirmo que la mayoría de los neozelandeses habían mostrado su apoyo al programa de vacunación del gobierno.