¡Qué importante es la comunicación!, ¿eh, señores? Parece una tontería en esta época dorada de la intercomunicación, las redes sociales y el estar siempre conectados, hablar de la importancia de comunicar y comunicarse correctamente, pero estamos sufriendo las consecuencias de una mala comunicación. Y me da igual, de verdad, que esa mala comunicación se haya dado por activa o por pasiva, es decir, que la mala comunicación haya sido a propósito o sin querer queriendo, la cosa es que el hilo del telefonito hace rato se rompió y nadie parece darse cuenta de que estamos enfrascados en un diálogo para besugos.
Los organismos de los tres poderes del Estado están, como dicen en España, en los mundos de Yupi, (expresión popular que es sinónimo de permanecer ajeno a la realidad y que puede traducirse, ustedes mismos, por «estar en la parra» o «no tener los pies en el suelo»), muy a gusto en sus fueros y privilegios, creyéndose que todo el campo es orégano y ramitas de culantro, mientras el resto de los mortales estamos del lado de acá pidiendo agua por señas, porque definitivamente ya nos hemos percatado de que del otro lado del cordón nadie nos escucha, o, si nos escucha, oye nuestras palabras distorsionadas.
Ellos siguen comunicando, cada día sus cifras, cero muertos, qué bien, dos fallecidos, ¡vaya por Dios! pero no dicen nada de los muertos por otras causas.
Como una cantaleta cansona, siguen comunicando que la Policía nos sirve y nos protege, que los acribillados a balazos lo son porque se lo merecían y que todos los demás vivimos en un oasis de paz y concordia, mientras los que día tras día nos enfrentamos a los retenes absurdos en sitios absurdos sabemos que para lo que debe estar el cuerpo policial, no suele estar.
Ellos comunican sus obras y gracias mientras que las comunicaciones por carretera están hechas una mierda, las calles y carreteras son una loa a la dejadez y al mal manejo ministril y los que debemos reponer quincena tras quincena llantas, ejes y demás, tratamos de hacerle entender al inepto del ministro que debe ponerse los pantalones, las pilas y su conciencia.
Ellos comunican que todo va bien, que los niños comenzarán la escuela en el 2022 y los padres de familia tratan de comunicar que las escuelas están en situación ruinosa, que después de dos años sin que nadie les haya dado mantenimiento es mentira que estarán listas para que los alumnos entren en marzo.
El ministrillo de Cultura comunica y paga a comunicadores, pero lo que comunica todos sabemos que es mentira. La comunicación es falsa, ellos lo saben y nosotros lo sabemos. Pero todos seguimos aparentando que el emperador está vestido con un traje nuevo en lugar de reconocer todos, todas y todes que el pobre está en pelota picada, con los huevos colganderos y arrugados como ciruela pasa.
En este país nadie se entiende porque todos creemos que comunicar nuestros deseos o nuestros sueños de opio es suficiente para que estos se cumplan. Quizás nos hemos creído los mensajes de ‘si lo sueñas lo creas’, ‘si lo dices, ocurre’, quizá lo que ocurre es que todas estas frases pendejas han calado tan hondo en el subconsciente colectivo que, en lugar de comunicarnos, estamos todos y todas diciendo nuestros deseos al genio de la lámpara, pero, al parecer el genio tampoco tiene el canal de comunicación abierto, porque ninguno de los deseos, por básico que sea, se está cumpliendo.
Así que así estamos, remedando la película, exclamando una y otra vez <<No me chilles que no te veo>>.