La guerra también se libra en los cielos de Ucrania. A la espera de recibir más munición y los cazas F16 prometidos por sus aliados occidentales, el ejército ucraniano está haciendo un uso masivo de drones para complicar el avance del enemigo ruso. Se han instalado talleres secretos por todo el país para fabricar estas máquinas de la muerte, que han adquirido una enorme importancia en el espacio de dos años.
Estamos en algún lugar del Donbass. Por razones obvias de seguridad, no diremos nada más, pero aquí es donde se está desarrollando una pequeña parte de la guerra en el cielo. Llegamos a un lugar desconocido.
“Bienvenidos al pequeño taller de la Brigada 92 ‘Aquiles’. Aquí fabricamos la munición que equipará a los drones”, anuncia un soldado a RFI.
El jefe del batallón es Víctor. Su nombre de guerra es Farmer: era granjero antes de la guerra. “¿Ves este explosivo? Lo sacamos de esta mina antipersona hirviéndolo. Tomamos lo que nos interesa y el resto se recicla”, explica.
Hay diferentes tipos de talleres. El objetivo cada vez es reciclar, básicamente, material militar, material explosivo, para fabricar drones para usos muy específicos. Por ejemplo, vemos algo que parece una bolita de plastilina, ¡pero es explosivo!
“Fabricar un dron kamikaze cuesta entre 500 y 600 dólares, más munición, y puede destruir un tanque de tres o cuatro millones de dólares sin arriesgar la vida de nuestros hombres. Es muy eficaz», argumentan.
Un pequeño gato blanco se pasea entre los misiles, las bombas y los explosivos. Ha sido adoptado por el batallón y se ha convertido en su mascota. “Lo llamamos Tuerca”.
Fuente: Radio Francia Internacional.