El reciente, traumático, infeccioso y molestoso incendio que se desató en el Cerro Patacón demostró los ingentes esfuerzos desarrollados por miembros del Cuerpo de Bomberos de Panamá que desplegaron toda su profesionalismo, sin embargo, dejó grabado la percepción generalizada de que el vertedero hay que cerrarlo.
Durante años el vertedero de Cerro Patacón ha estado tragando toneladas de basura provenientes de los distritos de Panamá y San Miguelito y ninguna de las autoridades responsables, al parecer, se percató que era necesario trasladar las operaciones de esta actividad hacia un lugar más distante.
Tuvo que producirse un incendio, con las graves consecuencias que emanaron del humo tóxico, para que los responsables se percataran del grave daño que sus emanaciones causan a la salud pública.
El incendio los hizo despertar y percatarse que colindante con la ciudad existe un peligro para la salud proveniente de un vertedero que copó su capacidad. El gobierno que se prepara para transferir las responsabilidades a otra administración, dejará el vertedero del Cerro Patacón como un problema sin resolver.
Peligra la salud de residentes en los distritos de Panamá, San Miguelito y parte de Arraiján .
El humo tóxico que emana del vertedero es maligno, tóxico, peligroso y sus afectaciones pueden ser mortales.
Cuando se pensó que la candela habían sido sofocada, se produjo un revés de la naturaleza y resurgieron las llamas.
El problema vuelve a someter a los bomberos a una tensa actividad poniendo en peligro su salud, inhalando el humo tóxico, arriesgando sus vidas para, honrosamente, cumplir con el consagrado lema de “disciplina, honor y abnegación”.
En cuanto al Cerro Patacón se refiere, el próximo gobierno tendrá que reorganizar su administración, ser más eficiente en el cobró de la tasa de aseo, reubicar el vertedero para evitar más desmanes y librarnos de tres problemas tóxicos y peligrosos: la incredulidad del sistema judicial, la política y el Cerro Patacón.