Recordar a Nelson Mandela es también subrayar la falta de grandes jefes de Estado en Sudáfrica estos últimos años. Si Mandela fue célebre, los que le siguieron fueron tristemente célebres, subraya nuestro corresponsal Romain Chanson.
“Actúa por el bien de los demás”
Entre ellos, el presidente Thabo Mbeki, asociado a la hecatombe del sida y a su oposición al despliegue del tratamiento antirretroviral. Después, Jacob Zuma, quizá el presidente más corrupto de Sudáfrica, responsable de la “Captura del Estado” y de la malversación de los recursos del país para su enriquecimiento personal y el de su círculo íntimo. Y, por último, el actual presidente, Cyril Ramaphosa, que no ha logrado resolver una crisis eléctrica sin precedentes y unas tasas récord de desempleo y delincuencia.
Como consecuencia, se siente en el país una cierta nostalgia, en particular cuando uno anda en la región natal de Mandela, Eastern Cape. Anda Dilaza, de 24 años, nació “born free” (personas que no conocieron el apartheid) en 1999, el año en que Mandela dejó el poder, pero tiene una muy buena imagen de él.
“Cuando pienso en Nelson Mandela, pienso en alguien culto, pero también ingenioso. Actúa por el bien de los demás. Ve más allá de sus propias ventajas, más allá de sus propias redes. Le interesa el bien común antes que su propio beneficio”, subraya la joven.
Balance negativo
Anda Dilaza cree que las generaciones posteriores de políticos han abandonado estos valores, este comportamiento, y han abandonado a los jóvenes que están desesperados por encontrar trabajo.
Pero otra parte de la población joven sí critica al expresidente, haciendo un balance negativo de du mandato. Esto se debe a que la población negra sigue siendo la más expuesta al desempleo y la pobreza, a diferencia de la blanca, que sólo representa el 7% de la población. Además, cosas fundamentales, como la redistribución de la tierra, no se consiguieron tras el apartheid, según los críticos.
La Fundación Nelson Mandela, que organiza hoy las conmemoraciones, es muy transparente al respecto. Mandela no debe convertirse simplemente en una estatua intocable; también hay que tener una mirada crítica sobre él, sin caer en el revisionismo. Ni adulación ni odio, sino comprensión y análisis.
Fuente: Radio Francia Internacional.