La renuncia de un ministro de Estado, por desafueros cometidos en el documento que concertó el contrato entre la empresa minera y el Estado, no es suficiente para restañar heridas jurídicas cometidas a la personalidad de la nación cuando se violaron 25 artículos de la Constitución Nacional.
Conscientes de los daños cometidos, al violarse 25 artículos de la Constitución Nacional, los participantes no pueden quedar exentos de culpa, sin pagar las consecuencias del delito cometido y, alegremente, apartarse de las funciones públicas sin responder por la flagrante lesión jurídica.
La renuncia de un ministro, en este caso el de Comercio e Industria no es suficiente.
Abandonará el cargo, pero no puede retirarse sin rendir cuentas ante el sistema judicial, que lamentablemente el pueblo desconfía.
Junto con él deben desfilar ante los tribunales los miembros del gabinete que avalaron el documento, los diputados que aprobaron el contrato, aquellos que por seis millones de dólares estadounidenses, orientaron y redactaron el documento y todos aquellos que participaron en este intento de atraco a la nación que pueblo en las calles frenó.
A Panamá se le presenta la oportunidad para reivindicar su honor ante el mundo exterminando su descrédito internacional.
Se va el Ministro de Comercio e industrias pero el desfile de implicados debe continuar para que el pueblo pueda sentir que sus protestas no son burladas sacrificando solo a uno de los implicados
Aquel que renunció no puede irse solo. Debe estar acompañado por todo un gabinete cómplice, además de los diputados que, traicionando al pueblo, votaron por el nefasto contrato que la Corte Suprema de Justicia, presionada por un clamor generalizado, extirpó.
La llamaradas de insatisfacciones no se ha extinguido; sigue encendida en el corazón de patriotas que aguijoneados por problemas luchan para frenar a un puñado de sacrílegos que intentaron violar el honor de la nación.
Hasta cuando!
Debemos sanear a este país de lacras perversas que, lucrando con el cargo que ocupan, hacen reverencias a intereses foráneos e intentan vender los recursos nacionales en detrimento de los sagrados intereses de la nación.