Los inconveniente que a diario padecemos, constituyen formas sutiles y hasta imperceptibles que, de una forma u otra, afectan nuestra salud mental.
Un pueblo cuya salud mental es constantemente hostigada, tiende acumular rencores, a tal extremo que, fastidiado por las circunstancias explotará y las consecuencias de su conducta violenta serán impredecibles.
Nuestra salud mental está siendo aguijoneada inmisericordemente con transporte público defectuoso, acumulación de basuras, constantes apagones, herbazales, vías intransitables, escasez de medicamento y, a todos estos males, agregamos conflictos internacionales donde se menosprecian vidas y desgarran ilusiones.
Las mortificaciones que padece la población, pone en peligro la coexistencia pacífica de la nación.
El constante bombardeo de cosas negativas afectan la salud mental de una población que, a través de la farándula, intenta sofocar el hostigamiento sicológico.
El hostigamiento constante a los panameños pone al país en peligro y las mortificaciones podrían traer como consecuencia una reacción airada de habitantes que mentalmente perturbados, podrían recurrir a procedimientos indignos de un país civilizado.