El papa Francisco criticó hoy que para curar la pandemia del coronavirus los países escuchen más a las farmacéuticas que a los sanitarios, que son los que trabajan «en primera línea en los hospitales o en los campos de refugiados».
Durante la audiencia general de este miércoles, Francisco condenó que a menudo en las sociedades no se da una participación de todos los sujetos involucrados y se priorizan intereses económicos sobre los sociales.
«Se escucha más a las grandes compañías financieras que a la gente o aquellos que mueven la economía real. Se escucha más a las compañías multinacionales que a los movimientos sociales. Se escucha más a los poderosos que a los débiles», apuntó.
«O pensemos también en la forma de curar el virus: se escucha más a las grandes compañías farmacéuticas que a los trabajadores sanitarios, comprometidos en primera línea en los hospitales o en los campos de refugiados», añadió.
Y tampoco se da la debida atención a «las voces de los pueblos indígenas, sus culturas y visiones del mundo».
El papa destacó que «para salir mejores de una crisis como la actual, que es una crisis sanitaria y al mismo tiempo social, política y económica», todos los miembros de la sociedad deben asumir «su parte de responsabilidad», sin que nadie quede marginado, excluido o ignorado.
Celebró que durante la crisis del coronavirus muchos Estados han tratado de ayudar a «personas, familias y actividades económicas» que «se han encontrado y todavía se encuentran en grave dificultad» con la implementación de «intervenciones apropiadas» y dijo que para salir de la crisis debe darse lo que llamó «principio de subsidiariedad», la constante colaboración «del Estado al pueblo» y viceversa.
Recordó que durante el confinamiento en muchos países «nació de forma espontánea el gesto del aplauso para los médicos y enfermos como signo de aliento y de esperanza» y pidió extender este aplauso «a cada miembro del cuerpo social, por su valiosa contribución, por pequeña que sea», desde ancianos a niños, discapacitados y trabajadores.
La crisis de la pandemia de la COVID-19 puede ser la oportunidad de construir «un futuro donde la dimensión local y la global se enriquecen mutuamente, donde la belleza y la riqueza de los grupos menores pueda florecer, y donde quien tiene más se comprometa a servir y dar más a quien tiene menos».
En los saludos a los fieles en lengua española, Francisco recordó su «viaje apostólico a Cuba» hace cinco años y envió unas palabras de «cercanía» y aliento a los «obispos y a todos los hijos e hijas de esa amada tierra» por la «dificultad que atraviesan a causa de la pandemia».
Información: EFE