La actividad política se ha convertido en una especie de modo de vida de algunas personas que, al parecer, no tienen oficio definido; se arriman, viven e inclinan de acuerdo con el oscilar del péndulo que beneficie sus intereses.
El patriota, el verdadero patriota, piensa en el bienestar de la nación y su corazón palpita de entusiasmo cuando siente que su misión es servir a los intereses de un pueblo sediento de esperanzas reivindicadoras.
Mientras en unos políticos hierve el deseo de servir, otros con espíritu oportunista, buscan la ocasión para encaramarse en la carreta de sus conveniencias personales.
Dentro de 24 días deben definirse las alianzas políticas en torno a las candidatura presidenciales y ya observamos como supuestas “amistades cordiales” se resquebrajan y menosprecian a través de las redes sociales.
En 24 días veremos como se irán cambiando las mascarillas que ocultan los verdaderos propósitos de supuestos líderes que aspiran a cargos electorales;
Observaremos como se cambian los antifaces revelando los verdaderos rostros que intentan, pero no pueden, ocultar.
El péndulo político de las preferencias electorales, se inclina hacia ciertos candidatos, y aunque se aglutinen varias supuestas fuerzas políticas, la decisión final se conocerá en las urnas, siempre y cuando, se respete la voluntad popular y no sea distorsionada por artimañas jurídicas alentadas por nefastos oportunistas, expertos en actividades políticas, pero cuya vida laboral casi todo el mundo ignora.