Hay quienes ostentando cargos públicos de cierta jerarquía, consideran que los partidos políticos opositores son enemigos del gobierno.
Cuan equivocados están, porque al parecer, ignoran que los verdaderos enemigos del gobierno están enquistados en la planilla estatal donde realizan actos que mortifican, irritan y fastidian a la población.
Los verdaderos enemigos del gobierno no son los políticos adversos, sino aquellos que administrando un servicio de transporte público inadecuado, afectan la calidad de vida de pasajeros que no soporta tantas humillaciones.
El verdadero enemigo del gobierno es el funcionario público que arrogantemente trata al menesterosos que se acerca al ente estatal buscando sofocar sus angustias.
Enemigos del gobierno son quienes despilfarran o apoderan de bienes estatales o incumplen con la misión encomendada con la responsabilidad que se requiere.
Enemigo del gobierno es aquel que con desprecio ignora a pacientes que desesperadamente claman por atención médica.
Enemigo del gobierno son quienes cobran sin trabajar y hacen ostentación de bienestar mientras a su alrededor proliferan las necesidades.
Enemigos del gobierno son aquellos funcionarios públicos que no atiende o ignoran las necesidades de una población cuya calidad de vida es afectada por un servicio inadecuado como consecuencias de una pésima administración.
Enemigo del gobierno es el diputado, alcalde o representante de corregimiento que se pavonea como un sumo sacerdote mientras desatiende a miles de personas que claman por adecuaciones en los servicios de agua, luz, calles y recolección de desechos.
Enemigo del gobierno es el funcionario mentiroso que engaña a una población desesperada que no aguanta el cotidiano fastidio.
Aquellos que ostentando el poder hablan de enemigos del gobierno, no se han percatado que a su alrededor están traidores que con su proceder malogran las buenas intenciones.