El excelentísimo señor presidente de Colombia, Gustavo Petro, al parecer pierde su excelencia cuando se refiere a la República de Panamá.
Igual sucede con personalidades de su séquito que utilizan un lenguaje poco comedido cuando se refieren a Panamá país que, afortunadamente, se desgarró de Colombia el 3 de noviembre de 1903.
Recientemente el presidente Gustavo Petro con ese afán fanfarrón que caracteriza a los colombianos, dijo que “ la sequía cierra el Canal de Panamá”.
La expresión un poco circense y burlona se une a otras manifestaciones emitidas por funcionarios de su gobierno .
Los panameños hemos sido respetuosos con la administración gubernamental de la República de Colombia y, en la lucha internacional contra estupefacientes, nos hemos convertido en una barrera para frenar las drogas que se producen en ese país y cuyo delincuentes intentan, a través del istmo centroamericano, enviar a los Estados Unidos.
No es la primera vez que personajes del gobierno colombiano, al referirse a Panamá, utilizan dardos venenosos que intentan herir la reputación de nuestro país, sin embargo, como dicen en el argot pueblerino “ven la paja en el ojo ajeno y no la viga que los enceguece”.
Universalmente se sabe que en Colombia están los “conspicuos varones de las drogas” ; que en las montañas de ese país los guerrilleros se desangran y fallan los esfuerzos por pacificar a esa nación donde se producen los estupefacientes que contaminan al mundo.
En Panamá tenemos problemas; luchamos por empoderarnos como nación y aquí nos quedamos enfrentando los embate de la vida.
No huimos como los colombianos que arriesgan su vida y tratan de salir de esa nación malsana donde, todo parece indicar, que el narcotráfico ha establecido su reino.
Los colombianos, especialmente los que gobiernan el país que lidera el señor Gustavo Petro, deben ser más comedidos en sus expresiones y en vez de estar lanzando expresiones para desacreditarnos deben frenar su lenguaje ofensiva, dedicar sus esfuerzos por extirpar las fábricas de drogas y frenar la avalancha de personas que huyen hacia Panamá buscando un verdadero país donde habitar y no vivir en una cueva de delincuentes.