A pesar que sondeos de opinión demuestran que un solo ciudadanos tiene aceptación como el verdadero líder que podría enfrentar a la maquinaria gubernamental para derrotar al candidato oficialista, supuestos dirigentes de organizaciones políticas, tienen a la oposición resquebrajada, dividida en varias partes y prácticamente desmembrada. La vanidad incurable que padecen algunos dirigentes políticos, les hacen sentirse redentores de esta nación apaleada por necesidades urgentes y desacreditada por organismos internacionales que intentan postrarnos para arrebatar nuestra soberanía financiera.
Los residentes en la República de Panamá estamos aguijoneados por dos frentes disímiles.
En el ámbito internacional nos intentan desacreditar con aseveraciones antojadizas de ser una nación sometida al pecado financiero y, dentro de los linderos de la nación, se juega con la reputación de ciudadanos y se mantiene una oposición dividida en retazos políticos que alegan ser oposicionistas.
Estamos frente a una situación única en nuestra historia republicana. Más de diez panameños, que alegan tener las cualidades para gobernar este país tan complejo, aspiran a la presidencia de la república, creando una mescolanza de ideas, intereses personales y aspiraciones políticas algunas llenas de ideas indignas.
El país merece cambios urgentes para enderezar su estructura política, económica y social, pero que el reemplazo no sea de oportunistas que intentan aferrarse al poder o buscan saciar el apetito comercial. Una oposición dividida no resolverá los problemas del país y cuanto más distante están un partido del otro, permitirá que la fuerza política aupada por el gobierno aparte a los verdaderos líderes para conquistar espacio, triunfar y aferrarse al mandato gubernamental.
En esta contienda política la oposición es necesaria pero unida bajo un solo liderazgo y no fraccionada por aquellos que velan por sus intereses personales olvidando que tiene responsabilidades que cumplir con esta patria herida por el descrédito internacional.
Si queremos salir de la miasma política, enfoquemos nuestra atención en conceptos que emite el dirigente que la nación no oculta su deseo que retorne al solio presidencial para enrumbarnos hacia destinos más seguros, apartando a figurines políticos que constituyen un estorbo.