La actividad política que actualmente se desarrolla con febril entusiasmo, engendró en afanes proselitistas, nuevas caras que advierten sobre el surgimiento de una nueva república libre de cizañas perturbadoras.
Nuevos personajes que emergen en la palestra electoral, advierten sobre el desplazamiento de aquellos que incumplieron la misión asignada o se aprovecharon del escenario para hacer fortuna y menospreciar a los menesterosos.
El ambiente político se está inflando de caras nuevas con aspiraciones diferentes de aquellos que se acomodaron en una butaca para hablar sandeces y hacer fortuna.
Panamá se está transformando, estamos en los albores de una nueva república que empezará a gobernar dentro un año con la misión de apartar a los inútiles y abrir el camino aquellos verdaderamente interesados en el bienestar de la patria.
Estamos encaminados hacia días y condiciones sociales diferentes cuando sean desplazados aquellos que, malinterpretando el significado de la palabra revolución, desampararon a la justicia social, menospreciaron a los desvalidos y acrecentaron sus haberes.
Seamos pacientes. Falta poco para encender el pebetero del triunfo de quienes anhelan una patria nueva, sin piratas contemporáneos, sin sistema judiciales sumisos y sin oportunistas succionadores de recursos estatales.
Estamos viviendo un momento interesante de nuestra historia. Nuevas caras saltaron al ruedo político con otras intenciones; esperemos pacientemente para ver qué sucede en la próxima administración estatal porque el comportamiento de los nuevos gobernantes nos determinará si estamos creando una nueva república o nos estancamos como nación y, frenar nuestro desarrollo, sería pecaminoso porque retroceder en vez de avanzar constituiría una vergüenza para este país universalmente considerado “centro de mundo, corazón del universo”.